Uno de los mayores hándicaps de la dinámica electoral actual (además de la propia Ley Electoral) es el desconocimiento generalizado del votante sobre el verdadero cariz político de los partidos que se le presentan como opciones para gobernar (el Estado, la Comunidad, el Cabildo, el municipio, …).
Gran parte de la culpa de que esto así ocurra se debe a las siglas y la publicidad engañosa (a nadie se le escapa que hoy día nos creemos todo lo que en los medios se dice por el mero hecho de que sale de una pantalla o está impreso en un periódico). Nuestros sistemas políticos se caracterizan por una gran distancia entre representantes y representados. Éstos perciben a aquéllos como influidos en exceso por grupos fácticos e intereses de clase.
El Partido Socialista Obrero Español fue fundado a finales del XIX por Iglesias como partido marxista de la clase obrera, socialista y revolucionario. Desde entonces y hasta ahora ha evolucionado (no confundir evolucionar con mejorar) mucho, pasando por el reformismo, la socialdemocracia (caracterizada por políticas ligadas a la participación ciudadana, la protección del medio ambiente y la integración de minorías sociales), y finalmente aceptando la economía de mercado, pero manteniendo las siglas y la identidad de “partido de izquierdas”.
Como nos dice el Profesor Vicenç Navarro, la redefinición de las bases sociales de la socialdemocracia ha facilitado su captación por parte de un discurso liberal. El neoliberalismo ha pasado a ser la ideología dominante y el PSOE, Zapatero y el resto de representantes, incluido nuestro alcalde de El Rosario, Macario Benítez, con el disfraz de centrarse y modernizarse, han abandonado la tradición de los principios socialdemócratas. Los gobiernos socialistas post-Aznar no han sido más que una continuación de las políticas económicas neoliberales, reduciendo impuestos y aumentando su regresividad (se paga con independencia de lo que se tiene), lo que ha hecho que el déficit estructural del Estado haya aumentado palpablemente. Si bien es cierto que el gasto social aumentó desde 2004 (aunque sigue siendo el más bajo de la UE-15), este aumento se produjo a costa de un notable crecimiento del PIB, más que a un aumento de impuestos y de su progresividad (paga más quien más tiene).
A pesar de esta evolución del PSOE, el término “socialismo” sigue (o debiera seguir) significando lo mismo: un orden socioeconómico basado en la propiedad social de los medios de producción, el control colectivo y planificado de la economía por parte de la sociedad como un entero. El principio es “a cada cual según su necesidad y de cada cual según su habilidad”, y esto exige la aplicación de políticas fiscales progresivas, para garantizar lo de “según su habilidad”, y de políticas económicas y sociales que garanticen el principio de universalidad, o sea, “a cada uno según su necesidad”. Se requieren reformas fiscales redistributivas sustanciales, en contra de los intereses de los poderes fácticos, incluida la banca.
Por otro lado, nadie duda ya de que el origen y la causa de la crisis ecológica es el capitalismo. El futuro de nuestra existencia en el planeta está irremediablemente ligado a un cambio radical de sociedad en la que deje de primar el crecimiento como herramienta de bienestar social (además de económico, para algunos, cada vez menos).
En este contexto nace el “ecosocialismo”, ideología política que inspira desde sus inicios a Alternativa SÍ SE PUEDE por Tenerife. Michael Lowy nos ilustra sobre la etimología de la palabra: “eco” remite a lo que es (lo que habitamos) y “socialismo” a lo que no es pero debe ser (la utopía). Somos ambientalistas comprometidos pero adheridos además a una izquierda radical, anticapitalista, que no nos satisfacemos con las insuficientes reformas que no van a la raíz de los problemas, a la necesidad de trascender el capitalismo.
Como bien explica Andrés Lund Medina, la ética ecosocialista es social, humanista, igualitaria, democrática y radical: se va a las raíces y por eso es revolucionaria, se propone “un nuevo modelo de civilización”. Este nuevo modelo, que debe ser promovido por la izquierda política (la de verdad), y requiere de una fuerza social que discuta, elabore e impulse una política ecosocialista, es con el que SÍ SE PUEDE quiere ilusionar a la ciudadanía tinerfeña y rosariera que no se sienta representada por ninguno de los partidos tradicionales, porque SÍ SE PUEDE hacer política de otra forma para conseguir otro modelo de sociedad.
Pablo Martín-Sosa Rodríguez, miembro del Comité Local en El Rosario de Alternativa Sí se puede por Tenerife, biólogo marino e investigador del Centro Oceanográfico de Canarias.